Empiezas un proyecto de un año de duración y te preguntas dónde estarás cuando termine. Cuán diferente serán las cosas, qué te habrá pasado en ese tiempo. Pasado el plazo, miras atrás, recuerdas esos pensamientos y te respondes que sigues en el mismo sitio, que nada cambió y que, realmente, no te pasó nada tan memorable.
Y no es porque no sea verdad, es porque el que responde la pregunta no es el mismo que la formuló. Ahora le restas importancia a los cambios que en su momento supusieron un gran desajuste, das por hecho lo movido y lo vivido. Y así, no se puede.
Y no es porque no sea verdad, es porque el que responde la pregunta no es el mismo que la formuló. Ahora le restas importancia a los cambios que en su momento supusieron un gran desajuste, das por hecho lo movido y lo vivido. Y así, no se puede.
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