viernes, abril 24, 2009

2. La casita de chocolate 99% cacao

Publicado por Alba |

Érase que venían siendo Jansil y Greta en su paseo dominguero por el bosque, en busca de shrooms para la tradicional rave del domingo noche, cuando Greta advirtió un cierto aire de preocupación en su hermano.

Genial, pensó Greta. Ya se ha vuelto a perder.

- Jansil, quizá deberíamos ir tirando. Se está oscureciendo la cosa.
- Tonterías, Greta, aún tenemos un par de sacos que llenar.
- De tonterías nada, monada. Te has tragado todas las películas de Disney habidas y por haber, y sabes perfectamente que en cuanto deja de pegar Lorenzo el bosque se pone de lobos malosos hasta la bandera.
- Que vengan, que somos dos.
- No jodas, Jansil.

Greta alzó la mano dando por terminada la discusión, pues habían alcanzado un claro, desde el que se divisaba una casita de aspecto curioso y oscuro terrado.

Al acercarse, Jansil olisqueó un par de veces el balaustrado del porche, del mismo tono que el tejado y, ni corto ni perezoso, le propinó un buen lametazo. A vistas de lo cual Greta, siendo la mayor, se vió moralmente obligada a darle una colleja a su hermano Jansil.

- Joer, qué daño. Mira que eres bestia.
- Pero, ¿tú estás tonto? Ni que te hubieran criado los cerdos.
- Que no, copón. Es chocolate, pero está requete amargo.

Oyendo esto, los dedos de Greta actuaron instintivamente cortando un pedazo de baranda, también de cacao. Jansil seguía escupiendo como un loco, descontento con el regusto de un chocolate tan puro.

- Serás burro, tienes que partir una porción muy pequeña y dejarla deshacer sobre la len...

El final de su frase quedó interrumpida por el estruendo que causó la puerta de galleta al abrirse de par en par. Una anciana de desaliñado y amenazante aspecto surgió del interior de la morada propinando voces como una descosida.

- What the fuck do you think you are doing, you fucking brats? Get off my property!

Los niños intercambiaron miradas de desconcierto mientras la inquilina del peculiar habitáculo se enfrascó en una perorata compuesta mayormente de insultos, improperios y palabras feas.

Jansil, ignorando el chorreo que les estaba cayendo, se dirigió a su hermana.

- ¿Tú entiendes algo de lo que está diciendo la viejuna? Porque yo ni torta.
- Ni una palabra con sentido, tú. Para mí que está p'allá.

Viendo la falta de atención a su discurso, la anciana arrancó el saco de setas alucinógenas del cinto de Jansil y reculó hacia el interior.

- ¡Será bruja, la jodía vieja!

Los hermanos se abalanzaron sobre ella como rapaces, golpeándose ésta como consecuencia de la refriega con la mesita de té, cayendo al suelo inconsciente.

Jansil y Greta, a la vista de tanta sangre, se dejaron llevar por el pánico. Creyéndola sin vida, Jansil apuntó que lo más conveniente sería deshacerse del cuerpo.

- Estupendo. Y, ¿qué hacemos con ella, meterla en el horno?

Jansil, no captando el registro irónico de su hermana, levantó una ceja en tono considerativo. Una sonrisa maliciosa se esbozó en su cara.

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