Una mancha insultantemente blanca sobre fondo negro. Si alguna vez deseó que alguien la entendiera completamente, lo retira. Pensándolo ahora, sus debilidades le pertenecen sólo a ella. Lo que le hace llorar es sólo suyo. Y, si acaso tiene un alma, aunque bastante desconchada, asciende a una unidad más o menos entera.
Las únicas mentiras que inventa son para sí misma, sólo ella merece algo mejor que la pura verdad, cien por cien sin edulcorar. Precisamente por eso se permite esperar que, cada viernes y -cada vez más- incluso algún día suelto entre semana, cuando llega la media hora bruja y sale de su gris edificio, la estés esperando.
Las únicas mentiras que inventa son para sí misma, sólo ella merece algo mejor que la pura verdad, cien por cien sin edulcorar. Precisamente por eso se permite esperar que, cada viernes y -cada vez más- incluso algún día suelto entre semana, cuando llega la media hora bruja y sale de su gris edificio, la estés esperando.
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