Como consejo para la vida número ochenta y siete, me recomendó procurar morder más de lo que pudiera masticar. Para la número ochenta y seis había sugerido que si encontraba la víbora demasiado pesada para cargarla, usara la cobra como almohadón. Sospecho y siempre sospecharé que, de no haberse visto interrumpida nuestra amistad, su consejo número ochenta y ocho hubiera sido abarcar mucho y apretar poco.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario