Mira que lo había dicho. No paraba de repetir que el día menos pensado se iba a hartar y haría una chanfaina con todos.
Era un hombre de palabra, qué se le va a hacer. Aunque también hay que reconocer que no fue del todo fiel a las suyas. Porque lo que es el día menos pensado sí llego, pero lo que hizo fue adobar a más o menos la mitad de ellos en aceite y salar al resto.
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